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(EDITORIAL LEGANÉS) Silencio atronador del Gobierno local en la investigación de las residencias

A veces conviene recurrir al oxímoron para llamar la atención sobre un asunto de especial trascendencia. En el caso de Leganés, la gestión en las residencias de mayores durante la pandemia, un asunto judicializado, donde el silencio es atronador en el Gobierno municipal. Algo que contrasta con el ruido y el dolor de las familias, aprovechado, dicho sea de paso, por una izquierda que olvida cuál fue su competencia durante aquellos terribles días.

El Tribunal Supremo abrió la puerta a la investigación de qué es lo que ocurrió, después de que la anterior Corporación diera los pasos para averiguarlo. El plazo para presentar recurso concluía el viernes y ni el PP ni ULEG, que guardan posturas distintas sobre el asunto, han querido mojarse más allá de lo estrictamente necesario. Quizá porque una palabra de más o de menos pudiera hacer saltar por los aires la coalición o, como mínimo agrietarla. Ya votaron distinto en el Pleno y en otra cuestión como la amnistía a los golpistas. Una imagen de división poco recomendable cuando hablamos de coaliciones. Es lo que tiene estar en minoría.

El caso es que esto ha dado vía libre a la izquierda para hacer suya una causa donde también tuvieron implicación. No olvidemos aquel mando único, estados de alarma mediante, que acabaron siendo ilegales y fueron decretados tanto por Podemos como el PSOE.

En Leganés se estima que murieron 270 residentes durante lo peor de la pandemia. El Ayuntamiento, que entonces lideraba Santiago Llorente, puso los recursos que estaban en su mano, ante una situación inédita. Pero más allá de lo local había una responsabilidad regional y, sobre todo, nacional. Entonces: ¿porque el actual equipo local no coge el toro por los cuernos y pone los puntos sobre las íes? ¿Qué hay de la gestión del entonces ministro del ramo, hoy vocero con ínfulas, Pablo Iglesias? ¿Y Salvador Illa? ¿Y Pedro Sánchez? ¿Cumplieron estos con su deber, negando primero una pandemia y tomando después un mando único que se mostró estéril, inútil e incapaz de hacer frente a la que se vino encima?

La respuesta timorata del Gobierno del popular Recuenco carga sobre las espaldas del Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso el peso de una culpa que tiene más responsables. Si de verdad se quiere saber qué ocurrió: hágase Justicia, aunque perezca el mundo. Si el mandato del Pleno era presentar el recurso, por honestidad, el Gobierno de PP y ULEG tenía que haber encabezado la demanda ciudadana y presentarlo, sin dejar espacio a la duda y a la especulación.

Pero sobre todo, con un paso al frente, se hubiese frenado esa espiral de politización del dolor para atacar al adversario. Algo que puso de manifiesto la portavoz de Podemos, Alba Pulido, que sin confirmación de ningún tipo, acusó al Ayuntamiento de no presentar el recurso. Una actitud, ciertamente, deplorable.