Foto: Matadero Madrid

Este 2024, el icónico centro cultural Matadero celebra su centenario, consolidado como uno de los centros culturales más importantes de la capital. Nacido como matadero y mercado de ganado en 1924, este imponente complejo industrial ha sido testigo de la transformación de Madrid y su tejido social, evolucionando desde un espacio de industria a un epicentro cultural y creativo.

Una historia de transformación

Inaugurado en la era de Alfonso XIII, el Matadero de Madrid se concibió como un matadero, necesario para satisfacer la creciente demanda de carne en la ciudad en pleno crecimiento. Este proyecto arquitectónico, obra de Luis Bellido, fue pionero en su época tanto en el uso de materiales como en la organización de los espacios. Bellido optó por seguir el modelo alemán de pabellones aislados conectados por vías, así como el uso del ladrillo rojo y estructuras de hierro, que buscaba combinar funcionalidad con un estilo estético propio de la época.

En su apogeo, Matadero empleaba a cientos de trabajadores. De hecho, llegó a tener viviendas para el personal, además de una capilla y un sistema propio de ferrocarril.

Maquinaria de transformación cárnica. Foto: Ayuntamiento de Madrid

Con el estallido de la Guerra Civil (1936-1939), Matadero se convirtió en un importante enclave por su céntrica ubicación. Por esta razón, durante la contienda sirvió para el depósito de municiones. Una vez terminada la guerra, se construyó una nave destinada al almacenamiento de patatas que, en el año 1992, se convirtió en el mítico invernadero que aún perdura.

No obstante, con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea y la regulación del uso de los mataderos, el centro dejó de funcionar como tal. Así, en 1996 se realizó el último sacrificio oficial, marcando el fin de una era.

El renacer cultural: del matadero a centro de creación

Aunque fue en la década de los 70 y 80 cuando el centro fue cogiendo tintes culturales con la transformación de la Casa del Reloj en la sede de la Junta Municipal de Arganzuela, no fue hasta los años 90 cuando realmente empezó a albergar importantes espacios como la sede del Ballet Nacional de España y de la Compañía Nacional de Danza.

Y ya a lo largo de este siglo, Matadero ha ido evolucionando hacia un ambicioso proyecto que alberga exposiciones de arte contemporáneo, festivales de cine, teatro, danza, literatura y hasta un vivero de empresas creativas.

Una de las «calles» que recorren Matadero. Foto Ayuntamiento de Madrid

Celebraciones durante el mes de noviembre

Con motivo del centenario, en el auditorio de Casa del Lector, el 5 de noviembre, se celebrará la mesa redonda ‘Casa del Lector: un sueño hecho realidad’, en la que participarán algunos de los profesionales fundamentales en la ideación y desarrollo de ese proyecto, como Antón García Abril, Oyer Corazón, Jesús Moreno y Carlos Baztán.

Además, a propuesta de Intermediae, el 7 de noviembre se desarrollará en La Nave 17 un taller con agentes culturales de la ciudad, impartido por Ergosfera, que dará paso a la mesa de debate ‘Mirar fuera para mirar hacia dentro’, en la que además participarán Raquel Congosto, Uriel Fogué y Marta Román.

Nave 16 de Matadero. Foto: Ayuntamiento de Madrid

Como es habitual en los grandes eventos, no puede faltar la música al aire libre en Plaza Matadero. En esta ocasión, el 9 de noviembre se celebrará un DJ Set matinal, de 12:00 a 15:00 horas. El 10 de noviembre, llegará la música para todos los públicos con la Creativa Junior Big Band, de la Escuela de Música Creativa de Madrid. El Centro de residencias artísticas se suma a la celebración con la programación de dos performances también el 9 de noviembre.

También entre el 5 y el 10 de noviembre, como parte del programa de celebración del centenario, Cineteca reúne una selección de películas que contaron con Matadero como localización.

Este 2024, más que nunca, Matadero Madrid es un recordatorio de la capacidad de cambio y resiliencia de la capital, un lugar donde lo antiguo y lo nuevo convergen, invitando a madrileños y visitantes a ser parte de su historia viva.