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Hace apenas unos años (en 2020), Ikea fue reconocida por la prestigiosa revista Forbes como una de las 10 mejores empresas para trabajar. Se alababan aspectos como «excelente relación entre compañeros, la flexibilidad laboral o la oportunidad de realizar trabajos estimulantes».

Así, la compañía ha logrado año tras año mantener una imagen de empresa ejemplar, siendo líder indiscutible en el sector de los muebles y la decoración. Con tiendas abarrotadas y beneficios anuales millonarios, Ikea se ha convertido en un referente del diseño asequible, llegando a hogares de todo el mundo. Raro es no conocer a alguien que cuente con alguno de sus muebles en casa.

Ikea fue reconocida por Forbes en 2020 como una de las 10 mejores empresas para trabajar

Por eso, su desembarco en Alcorcón trajo consigo prosperidad a la región, al convertirse en una fuente significativa de empleo y desarrollo económico.

Sin embargo, detrás de esta fachada de éxito empresarial, lo cierto es que en los últimos meses han emergido sombras que han puesto en entredicho esta reputación intachable.

Desde junio de este año, al menos 15 empleados de su centro en el polígono El Lucero han sido despedidos bajo circunstancias que no solo han generado desconcierto, sino también indignación.

Y es que todos estos despidos han compartido una serie de características: alegaciones de bajo rendimiento y trabajadores con más de 20 años de antigüedad en la empresa. Coincidencia para muchos. Una grave discriminación por edad para las afectadas.

Desde junio 15 personas han sido despedidas, todas ellas con una antigüedad cercana a los 20 años

Por ello, utilizando las redes sociales, han alzado la voz en contra de lo que consideran estrategia de «edadismo» -discriminación por cuestión de edad-. La narrativa de Ikea comienza a tambalearse cuando se observa que ninguna de las trabajadoras despedidas tenía una sola mancha en su historial laboral, por lo que cuesta entender que bajen todas estas trabajadoras su rendimiento de forma repentina.

De momento, Comisiones Obreras (CCOO) ya ha hablado y, no solo ha respaldado las acusaciones de los empleados, sino que ha señalado prácticas claramente irregulares por parte de la empresa. Según CCOO, Ikea no avisó a la sección sindical cuando las personas despedidas solicitaron su asistencia, lo cual significa una grave violación de los derechos laborales, que pueden acarrearle a la compañía no solo grandes litigios costosos, sino también sanciones legales.

Por ahora, ya ha habido una primera manifestación el pasado lunes a las puertas del centro de Ikea en Alcorcón para reclamar el fin de la represión sindical y la readmisión de los despedidos.

Esto ocurre justo cuando el centro ha acometido una remodelación de 700.000 euros

Todo esto ocurre además cuando IKEA ha acometido una inversión de cerca de 700.000 euros para la renovación de su tienda. Esta remodelación se centró sobretodo en la primera planta de la tienda y ofrece un cambio total en la zona de exposición de dormitorios.

Hasta el momento, Ikea no se ha pronunciado públicamente. Lo que está claro es que se está abriendo una gran grieta en su imagen. Una grieta que puede ir a más y convertirse en un abismo si no actúan pronto.